Se palpaba en el ambiente el recuerdo a Eloy, ese hombre cantaor lleno de vida que el COVID nos arrebató. Pero tenemos a Raúl, su sobrino, sublime en su cante, en su estilo cultivado de forma personal y única, recordándonos a cada momento que su cante está ahí.

Raúl nos ofreció un recital amplio dividido en dos partes que supo compaginar perfectamente, fandangos, soleá, tangos, milongas, bulerías, malagueñas, siguiriyas… un repertorio que no dejó indiferente a nadie.
Acompañado por el maestro Pepe Núñez, un guitarrista que lo conoce bien y un guitarrista que atesora unos conocimientos que le hacen imprescindibles para acompañar.
Y como no, dos palmeros Kiko Martín y Juan Carlos Gil, dos maestros que arrastran a los artistas a momentos sublimes que los hacen únicos.

Especial fue la intervención del cantaor Mariano Morillas, un hombre cuyo cante atesora los conocimientos y la profesionalidad de toda una vida de experiencias. Por Marianas nos ofreció su cante acompañado por Pepe Núñez y en cuyo remate apoyaron los dos palmeros Kiko y Juan Carlos.

Quiero agradecer a todos la noche que nos ofrecieron, su humildad, su arte y el duende que despertó en un público que llenó el salón de la Fragua y que esperemos siga siendo así.
Y como no puede ser para menos, a nuestro amigo y socio Alfonso Otero con sus fotos siempre al pie del cañón.

Volveremos a vernos, estoy seguro de ello.