El prestigioso festival flamenco Tío Luis el de la Juliana regresó al Colegio Mayor Universitario Isabel de España tras 2 años de ausencia condicionado por la pandemia que hemos vivido.

Regresó cargado y lleno de energía apostando como siempre por figuras consagradas y nuevos valores que en definitiva todo festival y todo artista necesita, un espacio digno donde ofrecer su arte y este Colegio puede estar orgulloso de ello, tanto la dirección del mismo como a su máxima figura, Dª María Luisa Muñoz y que este año recibió el premio Tío Luis el de la Juliana. Un premio y un reconocimiento merecido, ya que ella es “el alma” de este festival apostando siempre por el flamenco en la universidad y contando ya con una trayectoria de más de 50 años.

Abrimos con el maestro de la guitarra flamenca Pepe Habichuela, un guitarrista que lleva el flamenco en sus venas ya que pertenece a esa saga de artistas que ha dado Granada “Los Habichuelas”. La guitarra de Pepe sonó sobre el escenario como pajarillo herido que inunda con su canto la escena que le rodea. Pepe hoy es un indiscutible maestro de la guitarra. Estuvo acompañado del Cante de Rafita de Madrid y la percusión de Luky Losada. Buen comienzo para los dos días que acontecerían después.

David Palomar, un joven cantaor que ha recibido el legado de los maestros del flamenco de su tierra y lo expresa con esa gracia y desplante que el cante gaditano requiere, después de Chano Lobato o Mariana Cornejo… David Palomar.

David puso la esencia flamenca gaditana, con fuerza expresiva y grandes conocimientos, Soleá, Alegrías, Tanguillos y Chuflas, Malagueñas, Bulerías, todo ello, todo lo que hizo fue excepcionalmente bueno, por Seguiriya se me rompió el alma y lloré emocionado como nunca lo hice desde hace muchos años.

David es esa figura emergente que hoy día por mi parte lo considero una figura indispensable en cualquier festival de flamenco.

Acompañado por la maestría de Rafael Rodríguez y las Palmas de Diego Montoya y Anabel Rivera. Arte y gracia por los 4 costados, por que el sabor gaditano y el olor de las salinas estuvo presente durante toda la noche.

Y cerramos con Olga Llorente una bailaora afincada en Madrid, pero natural de Barcelona, ella es la personificación del baile actual demostrado en su amplia carrera artística a pesar de su juventud, un reconocimiento que le llegó con el Desplante Minero 2019, máximo galardón en el baile que otorga el Concurso de Las Minas. Olga es una fuerza expresiva por si misma, ella demostró sobre el escenario que el flamenco sigue vivo, tanto en su más pura esencia como en su evolución.

Olga paseó su mantón por Alegrías, vistió de negro por Seguiriyas y derrochó duende por los cuatro costados. El baile de Olga estuvo acompañado por la guitarra del maestro Jesús Núñez y la percusión de del indiscutible Bandolero. y en el cante Juañares, Luis el Granaino y José del Calli, tres monstruos que se fundieron en uno solo.

Y llegado este último día se le entregó el Premio Tío Luis el de la Juliana a Dª Marisa Muñoz, Presidenta del Patronato, fundadora de este festival apostó por el flamenco en el año 1969 y desde entonces el flamenco está en la Universidad. Por ello y por su afán de que este festival siga vigente se le otorgó tan merecido premio que recibió de la mano de Blanca de Rey tras unas palabras de elogio del poeta D. Antonio Hernández que ya el primer día ofreció una pequeña introducción sobre el mundo de la poesía y los poetas en torno al flamenco.

Os esperamos el próximo año con nuevas actuaciones, siempre en la línea del festival.

Gracias a Alfonso Otero por las fotos